miércoles, 24 de octubre de 2018

II - El SEPTIMO ARTE

“El teórico y precursor de la estética cinematográfica fue sin duda Ricciotto Canudo (“el misionero de la poesía en el cine”, como lo llamó Jean Epstein), que definió al cine como “arte nacido para ser la representación total del alma y del cuerpo, drama visual hecho con imágenes, pintado con pinceles de luz”, “séptimo arte” –escribe en su Manifiesto- que comprende y supera, en su síntesis, a todos los otros, pues posee la capacidad de narrar (literatura) con imágenes (artes figurativas) que se suceden con ritmo determinado (música)”, Giacomo Gambetti y Enzo Sermasi (8). En “El Manifiesto de las Siete Artes”, escrito en 1911, Canudo interpreta al cine como síntesis de la Arquitectura, Pintura, Escultura, Música, Danza y Poesía; donde las tres primeras representan la fuerza plástica, creando el Ritmo Espacial; las tres segundas representan la fuerza rítmica, creando el Ritmo Temporal. Los dos grupos responden a la necesidad del hombre de crear para sí una experiencia estética superior. El cine, al contener ambos ritmos, aparece ante Canudo como el vehículo perfecto donde se aúnan todas las artes. Contiene plasticidad, ritmo, cumple con la comunión social del teatro, y se mantiene en el tiempo como objeto acabado. Para Canudo, el cine es la síntesis de los dos ritmos. “No hay forma artística que tenga tanto en común con el Cine, como la Música. Ambos afectan directamente nuestras emociones, no por vía intelectual. Y el Cine es principalmente ritmo; es inhalación y exhalación en secuencia continua”, Ingmar Bergman (9). (8) ¿Cómo se mira un film?, EUDEBA, pág. 83 (1962). (9) “Four Screenplays”, Simon and Schuster (1960), “Cuatro obras”, Ed. Sur. Pág. 17 (1965).

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